lunes, 23 de septiembre de 2013

Insomnio

Una larga noche que he decidido vivir. Demasiado en lo que pensar, El día deja de ser suficiente. Horas
extra para mi cafetera. Todos duermen. Aún estoy a tiempo de desistir de este debate interno, dormir y dejar que se disuelva el alcohol antes de ir a clase.
Pero no voy a hacerlo. Se supone que hay que enfrentar los miedos. El miedo a pensar, a indagar en uno mismo es más frecuente de lo que imaginaba - me he estado informando. Todos coinciden en que tarde o temprano algo empuja a enfrentarlo, como ha sido para mí esta tarde. No debería ser así, aunque esté a gusto.
Estoy en la mesa, escribiendo, y en el sofá mirando como escribo. Pensando en cómo hacerme entender todo lo que tengo que decirme, haciendo tiempo, tal vez escribiendo un blog, o viendo fotos, adoraba las fotos.
Parezco concentrada, un poco perdida. Me levanto del sofá y salgo de la habitación, me doy intimidad mientras termino la entrada. Pero se que es inevitable que hoy hablemos.
Se supone que hay un camino, que hay elecciones, cruces, y que no se debe mirar atrás. Que en el momento que uno escoge uno de los caminos no existen el resto, ni el cruce. Pero el camino no desaparece detrás de uno. Ahí es donde discrepo. Dicen que igual que has venido puedes volver. Pero mi camino siempre desaparece al pisar. Si no lo sigo yo también desapareceré. Continuo movimiento, sin poder parar, no hay errores porque es imposible escoger el camino equivocado, aunque haya miles de ellos y solo uno correcto. Porque al escoger uno se convierte en el único. ¿Alguien lo sabe? ¿Alguien es consciente de todo esto? O a nadie le importa, nadie se para a pensar, solo viven como el resto. ¿Nadie nota la falsedad?
He vuelto y me estoy mirando. Es hora de hablar. Nos sentamos. Yo frente a Yo. Y me quedo sin habla. Debería ser sincera. No quiero serlo, pero cada día engañarme es un poco más difícil y tengo miedo de que pronto no me creeré.

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