lunes, 2 de junio de 2014

Lo que nunca tuve

¿Por qué no escribo? Porque esto se acaba. No tengo nada más que decir. Y no me gustan las despedidas. Parece que mi vida es una sucesión de finales inconslusos. Graduaciones. Hoy debería ser mi graduación. Una de ellas. Quizás la última. Y estoy tan lejos como soy capaz de estarlo. Físicamente.
Imagino a las personas. Con sus vidas firmes, cimentadas. Personas que acaban lo que empiezan. O que por lo menos lo continúan. Personas que no pasan media vida en un tren. O en un avión. Personas que no llevan la fecha de caducidad en sus muñecas. Algo que nunca sabré. Algo que todos a mi alrededor tienen. Lo que yo nunca tuve.

lunes, 21 de abril de 2014

Mis caminos ambiguos

- La muerte del sujeto es inminente. Le doy tres meses, a lo sumo. Puede que menos. Que haga lo que necesite. Debe arreglar sus asuntos. ¿Quiere que llame a alguien?
- No. No quiere ver a nadie.
- Está bien. Que venga a verme cuando esté preparado para partir.

Día 1.

Solo un viajero. Su desgastada ropa, atemporal. El típico atuendo de una persona acostumbrada a lidiar con el clima. Una bolsa de viaje al hombro. Una vida. Tres fotos. Una mirada cansada, pero firme. Hay personas cuyo destino se escribe a través de interminables caminos, sin hogar ni patria, sin amigos ni recuerdos. Solo el camino.
Solo contra el mundo.
Solo.
Era extraño, sobre todo cuando paraba en algún lugar donde alguien pudiera reparar en ello. Era sincero pero le gustaba mentir. Era honrado pero sus caminos eran ambiguos. Era feliz pero no quería pensar, no quería recordar, no quería sentir demasiado. Las personas le defraudaban. No creía en el amor. Pero aún creía en la vida. Podía pasar horas mirando la lluvia. Pensando en dios sabe qué. Nunca contó lo que soñaba. Ni por qué despertaba a media noche inquieto. Ni qué buscaba. Cuando se iba no miraba atrás. Nunca volvió.
Si ya es triste quemar el pasado más lo es andar por los escombros con una llama en la mano buscando algo que olvidaste.
Vivir esperando los días, paso a paso, un día más, ya queda menos.


domingo, 20 de abril de 2014

Decisiones que se toman solas

Hacía mucho que no "despertaba". Ahora es primavera. La luz del sol que entraba por la ventana esta mañana me despertó dos veces. Una como siempre y otra de verdad. No se cuanto durará esta vez. El pitido es casi constante. La gente a mi alrededor ha cambiado. Me he convertido en una sombra y paso desapercibida, es lo que tiene vivir sin ser consciente de ello. Es mejor así, mi tiempo se acaba y el paso será más fácil. Desde la habitación de un hotel escribo a oscuras antes de volver a la nada, que me es tan familiar ahora que me siento incómoda con la realidad de la vigilia. Y sé que tendré que volver a vivir como sé que será duro hacerlo, pero mientras, cierro los ojos y desaparezco, pues la meta es inevitable (P.C.)
¿Cuánto hace que llevo esta cuenta atrás en mi muñeca?

sábado, 29 de marzo de 2014

Las vidas de Yenia

Algo no iba bien. Hacía un momento iba de mesa en mesa atendiendo a los clientes, tomando nota, llevando comida y sake. Pero paré para escuchar a aquel hombre. No le recuerdo, ni su cara, ni su voz, ni lo que quería, pero el tiempo se paró. Un pitido agudo se extendió por mi consciencia, el ruido del salón pasó a un segundo plano, mi vista se nubló, recuerdo pensar que aquello debía de sentir una persona a punto de morir, o a punto de un ataque al corazón. Recuerdo sorprenderme, no sabía que estaba tan cansada. A través del pitido llegaba el sonido amortiguado de la voz de aquel hombre. Mis manos apuntaban su pedido, mi voz decía algo. El pitido se alejaba. A partir de ese momento algo cambió. La consciencia se separó del resto, vuelve a veces y me sorprende saber el tiempo transcurrido en su ausencia, hago cosas sin ser consciente, bromeo con los clientes, voy a sitios, hablo con personas... Pero no estoy allí. Da miedo, intento ser, intento pensar y me sorprendo al día siguiente habiendo vivido ya. Unos instantes de lucidez y la nada del sueño profundo.  Pasó hace no mucho. Intento pensar una solución, como obligarme a "volver" al oír una determinada palabra, o al tocar con las manos algún material en particular. Por ahora no funciona...


martes, 11 de marzo de 2014

Primera noche

Iba nervioso, llegaba tarde. Me lié con los papeleos y se me fue la hora. Mi mal humor se acentuaba con las miradas de compasión de mis compañeros en el despacho. No lograba comprender qué tenía de especial este trabajo. Seguramente eran exageraciones y sería como los demás. No tenía tiempo de pensar en ello. Bajé rápidamente buscando la dirección que me dieron. Una bonita ciudad, un barrio tranquilo, la melodía de una guitarra resuena a lo lejos. No pude leer el informe que me dieron, no sé qué le sucedió a mi predecesor, tendré que ceñirme al protocolo.
 Es hora de ver el trabajo que me espera. Al mirar por la ventana la veo. Sentada tras las teclas de un piano parece quieta. Sus manos permanecen sobre el teclado sin moverse. Parece estar esperando algo. Los ojos grandes, tristes, miran al frente. ¿Será posible que la hayan avisado de mi llegada? Por ahora parece normal.
Cajas, armarios vacíos, una maleta ¿Se va?
Hablamos. Aquella noche hablé con ella y lo entendí, las miradas de compasión, las maletas, las dimisiones sin sentido, el piano. Nos sentamos en el tejado de aquel edificio. Miraba la luna, que se reía de nosotros, miraba el silencio que reinaba alrededor. Miraba el aire que sabía a primavera y entendía su mirada.
 Recuerdo su sonrisa. Aquella de "nunca me vas a conocer". ("¿Qué quieres? ¿Mi corazón? Ten, no lo necesito"). Con unas tijeras en la mano cortaba los hilos que la unían con las personas. Borraba pasados, sueños, vidas, olores y sensaciones. El mundo se detuvo. ¿Trece vidas?

 "Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza" - Mario Benedetti

Pájaros

A veces tengo miedo. De que esta búsqueda sea eterna. De no encontrar un lugar para mí en el mundo. De que todo sea efímero. De querer abandonar todas mis vidas.
Pero dicen que la esperanza prevalece ante todo así que sigo buscando. Cada vez más lejos, más sola, con más peso en el alma. Esta vez será un gran paso. Tal vez siete mil kilómetros consigan lo que le cuesta tanto trabajo al tiempo.

domingo, 23 de febrero de 2014

Dos copos de nieve

Nací en una maravillosa ciudad situada en el corazón de Rusia. Ciudad que abandoné en 1998 cuando mis padres decidieron trasladarse a una no menos maravillosa ciudad costera de España. Demasiado joven para recordar mucho, demasiado mayor para no recordar nada, pasé la adolescencia entre un deseo inmenso de regresar a mi hogar y un ansia permanente de adaptarme al nuevo.
 Quince años han pasado desde entonces. Me siento mayor. Necesito mi tierra. Papá, mamá... ¿Qué habéis hecho? ¿Dónde busco ahora mi hogar? Me moriré de tristeza en algún lugar entre el mar y la nieve.
Tristes apátridas maleta en mano, de avión en avión, cambiando de vida cada año. ¿Me uniré a su número? ¿Vaya a donde vaya sentiré que mi hogar está lejos? Cómo no echar de menos a esta gente, abierta y cariñosa, gritona y viva, orgullosa y emotiva, con la que he compartido media vida... El sol tan intenso y el aroma del aire, los patios y los bares, el sonido de una guitarra flamenca en la oscuridad de la noche, el sonido del mar...
Pero pienso en la claridad de la primera nevada, que sume la ciudad en un limpio silencio, a los niños abrigados corriendo y jugando, el sonido sordo al romperse el hielo pisando charcos por la mañana, el deshielo en primavera y las primeras flores, las más fuertes, que más alegría dan. Y campos, y bosques, el olor de la madera y tanto espacio y libertad como uno pueda desear, y gente que entiende mi forma de pensar, de ser, de hablar... y sé que necesito volver.

viernes, 21 de febrero de 2014

La fugitiva

Necesitaba crear un pasado que sí poder recordar. Otra vida va tocando a su fin. Barajo destinos. (Ahora que eres tan libre - ¿adónde irás?) ¿Que por qué no comparto mis pensamientos? No me gusta cargar a nadie con mis problemas y no quiero que sus sentimientos se interpongan con mis decisiones.
Hoy, mi nuevo ángel de la guarda presentó su dimisión. Este ha durado menos aún que su precedente. Los motivos, los mismos de siempre: jornadas laborales agotadoras, suspensión vacacional, ansiedad, estrés...
Aún recuerdo cuando mandaste al primero. Y cuando me senté a su lado en aquel bar, cuando me explicó por qué se iba, lo mucho que sentía dejarme sola, lo mucho que dolía vivir en mi mente, la agonía de pensar en no llegar a tiempo un solo instante de mi locura, la idea de no poder salvarme. Vació de golpe su copa, se levantó y no volví a verle. Pero la chica del espejo me cuenta que de vez en cuando, nota que la está mirando desde el otro lado. Que vuelve para asegurarse que los nuevos cumplen con su deber. Que el primero nunca se olvida, por muchos que vengan.
Un solo de piano a medianoche será mi tributo a tu partida. Esperaré en silencio.


martes, 18 de febrero de 2014

Hasta que la muerte nos separe

Vivo asolas con mi reflejo. Al caer la nieve estaré muy lejos. Con otro nombre. Con otros sueños. Pero seguirás conmigo. Me infundes valor. Escribes frases con boli en mi muñeca. "Deja de ser tan débil, joder!", "Come!", "No pienses!" - Para que no las olvide. Un triste silencio recorre el ruido en busca de una palabra de ánimo. Todo irá bien (mete la ropa en la maleta), todo irá bien (vacía los cajones del armario), todo irá bien. O no irá. La mirada perdida en algún lugar del pasado. Sin recordar pero mirando la puerta que oculta la memoria. Muy cerca.
Cuando caiga la noche veremos el mismo cielo. Me seguirás por la calle y veremos las estrellas. O puede que baje la capucha y caminemos bajo la lluvia. Llegaré sola a casa y me recordarás que me quite la ropa mojada. Porque solo puedo contar contigo. Te miro en el espejo y sé que entiendes como me siento. Juntos hasta que la muerte nos separe.

domingo, 9 de febrero de 2014

Entre yo y el mar

Me gustan las personas profundamente tristes. Saber de su tristeza. Tienen algo que no tiene el resto. Entienden mejor las cosas. A veces incluso saben escuchar.
Otro juego de miradas y otra alma en mi sótano, esperando una sonrisa para salir. Pero no era mi intención, solo jugaba. Necesito más gasolina para arreglar esto.
¿Que qué me hace llevar un registro de todos mis días desde hace años? Miedo. Miedo a que un día quiera recordar y no pueda.

lunes, 27 de enero de 2014

En algún mundo

Paso, paso, giro, reverencia y cambio de compañero - siguió sonando el vals. El pianista buscaba unos ojos en la multitud mientras sus dedos se resolvían con facilidad sobre las teclas de aquel instrumento que le era tan familiar. Perdía el tiempo, hoy tampoco había venido. Hacía meses que no aparecía. Pero no podía perder la esperanza. Crispaban los nervios, la partitura perdía sentido, sus manos se negaban a seguir las reglas de los compases, se rebelaban contra las imposiciones de los tiempos y los silencios, aumentaban el ritmo de los giros, las notas subían abruptamente de tono, dando un matiz violento a la melodía que atravesaba la sala en busca de esos ojos que necesitaba ver. Poco a poco todas las parejas se detenían y lo miraban. Una aguda e hiriente nota acabó la melodía con un desesperado interrogante y se impuso un respetuoso silencio.

Paso, paso, giro, reverencia y cambio de compañero - siguió sonando el vals.

lunes, 20 de enero de 2014

Trece cuentos

Son los que vi en esos ojos grandes y vidriosos. Desgarbada figura, que me era tan familiar, aunque de otra época esta vez. Y poco faltó para perder la compostura y salir corriendo entregando el alma al llanto desesperado del condenado a muerte por un delito menor. Pero el juez se levantó de mal humor aquella mañana, y la sentencia resonó en las esquinas de la iglesia donde se casaban la loca y el científico. Todo lo  que no sucedió se guardó para siempre en su memoria, y la canción de Bruno Mars que traducías una y otra vez me recordará para siempre lo que tendré que hacer un día. Pero ya llegará.
 El sol se pone más temprano hoy. Anochece. Romper el silencio entre caladas será mi nuevo plan.
Perdido y solo, pero vivo y libre, sentado en aquel avión mirando el cielo, pensaba en lo poco convincente que parecía toda su vida. Tan lejos.
¿Será casualidad aquella preferencia? ¿Es la historia que me recuerda a mi vida y por eso me gusta tanto, o me gusta tanto la historia que mi vida se acaba pareciendo a ella? El final es largo, espero que sea eso.
¿Lo de los cuentos? Siempre son doce, el número trece no es como los demás.

lunes, 13 de enero de 2014

Cartas desde el exilio

Sé que me buscas en cada espejo, que gritas que tenga cuidado, que guarde la partida, que desfalleces de cansancio protegiendo mi historia, que fumas y miras con desesperación, con los ojos inyectados en sangre el espejo mágico que muestra mi vida. Intentas llegar hasta mí pero la niebla engulle esta ciudad que poco a poco se ahoga en agua, amortigua los gritos, nos aleja. De pronto se encontró perdida, con ganas de rendirse, de dimitir, de huir y esconderse, de no vivir más. Porque enseñaba a amortiguar los golpes, pero ella misma no pudo con el suyo. Se desmoralizó. Se negó a seguir luchando. Pero entendía que no podía rendirse, que no era opción, pero no había más opciones. Así quedó, en el limbo entre vida y no vida, balanceando entre la locura y la razón, intentando pensar. Pero hacía demasiado tiempo que no pensaba. Te invito a comprobar lo fácil que parece olvidarme.
"Las cartas que nunca mandé" es un proyecto de aquella parte de mi que quiso ser escritora, tal vez un día lo acabe.
Perdió la memoria en aquel accidente, y nadie supo decirle quien era, cómo vivía. Así que solo existió.
Y ella, que siempre tenía planes y soluciones para todo se quedó en blanco, sin saber que hacer. Vivió en blanco.

martes, 7 de enero de 2014

La vida de los lobos

Es muy importante que en todo momento sepamos que podemos irnos si queremos. Un pez en una pecera pequeña es infeliz, necesita mas espacio, y si lo pones en una pecera un poco mas grande tarde o temprano querra mas espacio. Sin embargo si lo sueltas en el mar, tan amplio a su parecer, vivira y se alimentara alrededor de un coral poco mas grande que su vieja pecera. El espacio es el mismo pero ahora el pez es feliz. Es algo tan banal pero importante...

Un último par de alas en mi armario esperando a que las quemeis.
Estoy bien... Es solo que... nadie me ha salvado.

No quieras saber lo que me ha pasado estos años.

El mundo sigue con su rutina de saltos mortales, olvidando a las personas que vivimos en el. Los vacíos hacen mella en la lógica de los acontecimientos. Los relleno con humo y mercurio. La mente clara y sin recuerdos, y mi tabaco, cada vez más verde.
Cuanto mas la miraba menos sentido tenia su vida,  asique cerro los ojos y gasto su mundo en volar.
Con los que me han olvidado podria formar un ejercito.

Hay hilos. Hilos que nos unen a todos,  y creo que nadie mas los ve. Cuando pasas al lado de una persona por la calle y vuestras miradas se cruzan un hilo une para siempre vuestras vidas, se entrelaza por lejos que  esteis. Cuando piensas en una persona que hace años no ves existe un hilo que une las dos vidas.
Mi mundo se esta gastando.
Dicen que no has vivido de verdad hasta que has emborrachado con chinos. Doy fe.
Hay cada vez mas fallos en el sistema, parece estar a punto de desmoronarse. Las situaciones que vivo son tan absurdas que rozan el ridículo.
Y las personas... hay tantas personas alrededor. Cada segundo repetir que esto es real pero notar el sueño y no saber si quiero despertar, porque soy feliz y si no lo soy realmente permanezco en feliz ignorancia. Para que despertar el mal que duerme? Dicen que hay que vivir, y da miedo ver el disolvente que funde las metas y sueños a trozos tan pequeños que solo se nota si al final miras atrás.  Los saltos, cada vez se hace mas obvio que no es real, nada lo es, pero seguire simulando que aun no me he dado cuenta.
Seguiremos jugando al escondite eternamente? Con todos? Quien la lleva? Soy yo? Quien mas esta jugando? He visto sombras...
Se me ha contraido la capacidad de sentir, ahora no puedo con un sentimiento tamaño estandar, me desborda.
Cuanto puede vivir una persona sin estar viva? Como despertar si no hay nada en el mundo que consiga dar sentido a la vigilia?  Suena demasiado mal para lo que pretendía decir, pero la idea es esa.
Y pequeños placeres, el de un ananecer silencioso y solitario, volver a casa bajo la lluvia, vivir como batman en su cueva si se dejase de intentar salvar el mundo,  tomar cafe cada mañana en el mismo bar de carretera, apagar el movil sin mas, dejar de notar tantos matices en las personas, de percibir tanto.
Y trenes, trenes que me llevan desde el lugar en el que no deberia estar al lugar donde no deberia volver, y de vuelta...