lunes, 27 de enero de 2014

En algún mundo

Paso, paso, giro, reverencia y cambio de compañero - siguió sonando el vals. El pianista buscaba unos ojos en la multitud mientras sus dedos se resolvían con facilidad sobre las teclas de aquel instrumento que le era tan familiar. Perdía el tiempo, hoy tampoco había venido. Hacía meses que no aparecía. Pero no podía perder la esperanza. Crispaban los nervios, la partitura perdía sentido, sus manos se negaban a seguir las reglas de los compases, se rebelaban contra las imposiciones de los tiempos y los silencios, aumentaban el ritmo de los giros, las notas subían abruptamente de tono, dando un matiz violento a la melodía que atravesaba la sala en busca de esos ojos que necesitaba ver. Poco a poco todas las parejas se detenían y lo miraban. Una aguda e hiriente nota acabó la melodía con un desesperado interrogante y se impuso un respetuoso silencio.

Paso, paso, giro, reverencia y cambio de compañero - siguió sonando el vals.

lunes, 20 de enero de 2014

Trece cuentos

Son los que vi en esos ojos grandes y vidriosos. Desgarbada figura, que me era tan familiar, aunque de otra época esta vez. Y poco faltó para perder la compostura y salir corriendo entregando el alma al llanto desesperado del condenado a muerte por un delito menor. Pero el juez se levantó de mal humor aquella mañana, y la sentencia resonó en las esquinas de la iglesia donde se casaban la loca y el científico. Todo lo  que no sucedió se guardó para siempre en su memoria, y la canción de Bruno Mars que traducías una y otra vez me recordará para siempre lo que tendré que hacer un día. Pero ya llegará.
 El sol se pone más temprano hoy. Anochece. Romper el silencio entre caladas será mi nuevo plan.
Perdido y solo, pero vivo y libre, sentado en aquel avión mirando el cielo, pensaba en lo poco convincente que parecía toda su vida. Tan lejos.
¿Será casualidad aquella preferencia? ¿Es la historia que me recuerda a mi vida y por eso me gusta tanto, o me gusta tanto la historia que mi vida se acaba pareciendo a ella? El final es largo, espero que sea eso.
¿Lo de los cuentos? Siempre son doce, el número trece no es como los demás.

lunes, 13 de enero de 2014

Cartas desde el exilio

Sé que me buscas en cada espejo, que gritas que tenga cuidado, que guarde la partida, que desfalleces de cansancio protegiendo mi historia, que fumas y miras con desesperación, con los ojos inyectados en sangre el espejo mágico que muestra mi vida. Intentas llegar hasta mí pero la niebla engulle esta ciudad que poco a poco se ahoga en agua, amortigua los gritos, nos aleja. De pronto se encontró perdida, con ganas de rendirse, de dimitir, de huir y esconderse, de no vivir más. Porque enseñaba a amortiguar los golpes, pero ella misma no pudo con el suyo. Se desmoralizó. Se negó a seguir luchando. Pero entendía que no podía rendirse, que no era opción, pero no había más opciones. Así quedó, en el limbo entre vida y no vida, balanceando entre la locura y la razón, intentando pensar. Pero hacía demasiado tiempo que no pensaba. Te invito a comprobar lo fácil que parece olvidarme.
"Las cartas que nunca mandé" es un proyecto de aquella parte de mi que quiso ser escritora, tal vez un día lo acabe.
Perdió la memoria en aquel accidente, y nadie supo decirle quien era, cómo vivía. Así que solo existió.
Y ella, que siempre tenía planes y soluciones para todo se quedó en blanco, sin saber que hacer. Vivió en blanco.

martes, 7 de enero de 2014

La vida de los lobos

Es muy importante que en todo momento sepamos que podemos irnos si queremos. Un pez en una pecera pequeña es infeliz, necesita mas espacio, y si lo pones en una pecera un poco mas grande tarde o temprano querra mas espacio. Sin embargo si lo sueltas en el mar, tan amplio a su parecer, vivira y se alimentara alrededor de un coral poco mas grande que su vieja pecera. El espacio es el mismo pero ahora el pez es feliz. Es algo tan banal pero importante...

Un último par de alas en mi armario esperando a que las quemeis.
Estoy bien... Es solo que... nadie me ha salvado.

No quieras saber lo que me ha pasado estos años.

El mundo sigue con su rutina de saltos mortales, olvidando a las personas que vivimos en el. Los vacíos hacen mella en la lógica de los acontecimientos. Los relleno con humo y mercurio. La mente clara y sin recuerdos, y mi tabaco, cada vez más verde.
Cuanto mas la miraba menos sentido tenia su vida,  asique cerro los ojos y gasto su mundo en volar.
Con los que me han olvidado podria formar un ejercito.

Hay hilos. Hilos que nos unen a todos,  y creo que nadie mas los ve. Cuando pasas al lado de una persona por la calle y vuestras miradas se cruzan un hilo une para siempre vuestras vidas, se entrelaza por lejos que  esteis. Cuando piensas en una persona que hace años no ves existe un hilo que une las dos vidas.
Mi mundo se esta gastando.
Dicen que no has vivido de verdad hasta que has emborrachado con chinos. Doy fe.
Hay cada vez mas fallos en el sistema, parece estar a punto de desmoronarse. Las situaciones que vivo son tan absurdas que rozan el ridículo.
Y las personas... hay tantas personas alrededor. Cada segundo repetir que esto es real pero notar el sueño y no saber si quiero despertar, porque soy feliz y si no lo soy realmente permanezco en feliz ignorancia. Para que despertar el mal que duerme? Dicen que hay que vivir, y da miedo ver el disolvente que funde las metas y sueños a trozos tan pequeños que solo se nota si al final miras atrás.  Los saltos, cada vez se hace mas obvio que no es real, nada lo es, pero seguire simulando que aun no me he dado cuenta.
Seguiremos jugando al escondite eternamente? Con todos? Quien la lleva? Soy yo? Quien mas esta jugando? He visto sombras...
Se me ha contraido la capacidad de sentir, ahora no puedo con un sentimiento tamaño estandar, me desborda.
Cuanto puede vivir una persona sin estar viva? Como despertar si no hay nada en el mundo que consiga dar sentido a la vigilia?  Suena demasiado mal para lo que pretendía decir, pero la idea es esa.
Y pequeños placeres, el de un ananecer silencioso y solitario, volver a casa bajo la lluvia, vivir como batman en su cueva si se dejase de intentar salvar el mundo,  tomar cafe cada mañana en el mismo bar de carretera, apagar el movil sin mas, dejar de notar tantos matices en las personas, de percibir tanto.
Y trenes, trenes que me llevan desde el lugar en el que no deberia estar al lugar donde no deberia volver, y de vuelta...