sábado, 30 de noviembre de 2013

El Show

Una mañana como cualquier otra. Me levanto intentando no mirar las cámaras. Me vuelvo a sorprender por la calidad de los decorados que me rodean. Salgo de casa y saludo a los actores contratados para ser mis vecinos. Hace tiempo que sé lo que hacen. Antes me preguntaba ¿por qué? ¿Qué pretenden? ¿Qué tengo de especial? Luego empezó a darme igual. Me acostumbré a su atenta mirada, a su ensayado saludo, las falsas sonrisas, a ver en sus ojos la compasión que sienten por mí. Hago como si no supiera nada. Actúo con normalidad, voy a trabajar cada mañana, me reúno con los actores contratados para ser mis amigos por las tardes, y llevo una vida corriente.
 A veces pasan cosas. Cosas extrañas. Como si alguien de pronto se aburriera y decidiese dar emoción a mi vida. Y colapsa el mundo. El guionista se volvió loco tras las primeras veinte temporadas. Encuentros inconclusos, eventos que no encajan en la realidad, actores sin talento, repeticiones absurdas de capítulos anteriores, una y otra vez.
 Pero no es lo habitual.
 Vi aquel muro, donde acaba mi mundo. ¿Que si sentí ganas de escapar? ¿Para qué? Para hacer lo que quiero, para ser libre, para que nadie condicione mi existencia... No existe. La libertad no existe. Yo no existo. Es tan humano querer ser libre... Encontré aquellos libros. Se que antes del accidente era diferente. Recuerdo personas. Recuerdo mi aspecto. Pero es pasado, y no volveré a ser lo que fui. Noto como se difumina día a día mi capacidad para detectar las contradicciones.
¿Es posible que me sienta feliz? Porque así me siento. ¿Por qué iba a querer escapar?
Del diario de Truman Burbank

A lo mejor necesitamos  un golpe, algo que nos haga frenar un poco, porque huir y vivir en la carretera es genial si se sigue un destino, pero es tan fina la linea que separa la libertad de la locura, que se hace tremendamente fácil sobrepasarse. Yo no sé decir donde se encuentra el límite.  Tal vez me queden kilómetros para llegar a él. Tal vez lo rompí hace tanto que si miro atras lo único que veo es la llanura del desierto por el que avanzo. Lo único que sé es que tarde o temprano tendré que responder por cada barrera que salte, por  cada vida que me lleve por delante, y cuando llegue el momento de hacerlo venderé mi alma al diablo a cambio del olvido. ¿Que si siento ganas de escapar? ¿Para qué? Para ser libre, para hacer lo que quiero, para que ni yo misma condicione mi existencia...
La historia se repite, solo cambian los personajes, el tiempo ajusta cuentas como puede, pero olvida los sentimientos de los actores, eso es algo secundario.
La decepción es el menor de mis temores. Pensaré en eso mañana.  

jueves, 21 de noviembre de 2013

La paz que no encontré en la cama de Peter Pan

¿Por qué usar los cuentos? Fácil. Todos los conocen, es más fácil transmitir lo que se pretende. Eran tan jodidamente idealistas, perfectos, felices que nos traumatizaron a todos. El camino de Alicia fue largo. Los sueños no siempre son lo que uno cree. 

"Querido Tarrant, 
sé que prefieres Sombrerero, pero no debemos dejar al olvido nuestros verdaderos nombres. Te escribo desde Aquel Lugar.
Estoy bien.
 Han pasado muchos años y no he sabido nada de ti desde aquel solsticio. Se que no debí irme. Sé que te hice daño. Sé que no tengo derecho a escribirte. Pero te echo de menos. Dijiste que todos estamos locos y tenías razón. Guardé el colgante que me regalaste y lo enterré a la sombra del viento un día de lluvia, bajo un rayo de sol, tal y como dijiste. Tengo miedo de ir a buscarlo y ver que no está.
Sólo es imposible si lo crees.
 Sé que acabó La Fiesta Eterna y volviste a vivir de la música. Sé que la reina murió y que no fuiste tú. Sé que el Tiempo olvidó lo que le hiciste. Lo olvida todo últimamente...
 El gato se casó y perdió la sonrisa. No queda nada de él. Ahora el bosque está vacío y silencioso. Nadie se esperaba que esto acabara así. Todos esperan un final, feliz o triste, pero un final. En el país de las Maravillas siempre es noviembre ahora. Dulce noviembre. El ocre de las hojas que caen tiñe la mesita de té.
Las gotas caen de una en una y resbalan por la vajilla como si fueran mercurio.Dicen que debo olvidarte. Dicen que no volverás.
 Dicen que loco es el hombre que ha perdido todo menos la razón.
Y tal es mi locura, querida Alicia, 
que me escribo cartas a mí mismo, en tu nombre."
Las cartas que nunca mandé






martes, 19 de noviembre de 2013

El plan último

Las piezas, esparcidas por el mundo, se unen. Vivir era demasiado aburrido. Las personas creen que toman sus propias decisiones, pero es tan facil manipular los cursos de sus vidas... Demasiado faciles, demasiado predecibles, inconscientes de sus respuestas emocionales. Tantos libros de psicología tenian que servir para algo. Guiones de diálogos en la habitacion de un loco. La vida es teatro, y cada mirada estaba planeada.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Música en tus labios

Olvida el mundo en mi cama, lee la noche en mis ojos, quiero llevarte por mal camino. Nunca fuiste bueno, no me vengas con decencias. Luego vuelve a tu vida y olvida que me conociste.

jueves, 7 de noviembre de 2013

A destiempo

Otro aquí no se ve que, frente a frente
Animoso escuadrón moverse guerra
Sangriento humor teñir la verde tierra
y tras honroso fin correr la gente.

Y qué es la vida sino una guerra. Contra el mundo, sin equipo ni ejercito que valga, porque los soldados mueren solos. Igual que todos.
Diferentes objetivos sentados uno frente al otro, igual que en una partida de póquer es imposible saber qué hay tras la máscara. Qué pretende. Los indicios mienten. Las señales son artificiales. Tras descubrir una carta el tiempo vuelve a asentarse formando otra realidad. 
Y el tiempo tiene un jodido sentido del humor. Cómo le gusta liar las cosas. ¿Para qué? Si todo está escrito. Pero a veces es divertido complicar las cosas para ver como reaccionamos. ¿Qué se supone que hay que hacer? Lo correcto es aburrido. Lo divertido es amoral. Siempre así. La tediosa dualidad de las personas con consciencia. Les compadezco. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Abrir los ojos

El mundo quiso que fuera así.  Nos obligó a callar, amortiguaba los golpes. Nos hizo olvidar y olvidamos. La culpa se fundía con el humo, la tensión se resolvía una y otra vez, hasta acabar exhaustos. Y el intento de empezar algo acabó con todo lo que dejó en pie aquel vacío moral. Un salto emocional hacia el interior buscando algo que no quería sentir me devolvió a la conversación.  Hacía frío en aquella terraza.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Cordura

Los mundos siguen girando, por la noche en el puente cuento las estrellas sin recordar. En un mundo de locos se disipa toda estabilidad. De pronto necesito el silencio. De nuevo. Pequeños arrebatos de inquietud que hacía tiempo no me molestaban vuelven de cuando en cuando. De momento es fácil aislarlos, y espero que siga así. Contar mi vida va perdiendo el poco sentido que tenía. Me he acostumbrado a ser feliz tanto que he reconocido la felicidad como algo habitual y he dejado de apreciarla. Como solución sólo se me ocurre aumentar la dosis pero ya hablé de los límites. Tenía mejor opinión del mundo de los mayores, como ex-inquilina de Nunca Jamás me siento algo defraudada. El sombrerero loco tenía razón. Siempre la tuvo. Y nadie quiso escucharle. Un puñado de personas perdidas, apátridas, viajan por el mundo buscando algo. Y ni siquiera se reconocen cuando la vida cruza sus caminos. Estoy cansada de esta calma pero no sé si estoy preparada para la tormenta que la sucederá.
 Cogeré de la mano a Suerte, como siempre, a mi lado, y le contaré un secreto. Un secreto que nadie debe saber.