lunes, 13 de enero de 2014

Cartas desde el exilio

Sé que me buscas en cada espejo, que gritas que tenga cuidado, que guarde la partida, que desfalleces de cansancio protegiendo mi historia, que fumas y miras con desesperación, con los ojos inyectados en sangre el espejo mágico que muestra mi vida. Intentas llegar hasta mí pero la niebla engulle esta ciudad que poco a poco se ahoga en agua, amortigua los gritos, nos aleja. De pronto se encontró perdida, con ganas de rendirse, de dimitir, de huir y esconderse, de no vivir más. Porque enseñaba a amortiguar los golpes, pero ella misma no pudo con el suyo. Se desmoralizó. Se negó a seguir luchando. Pero entendía que no podía rendirse, que no era opción, pero no había más opciones. Así quedó, en el limbo entre vida y no vida, balanceando entre la locura y la razón, intentando pensar. Pero hacía demasiado tiempo que no pensaba. Te invito a comprobar lo fácil que parece olvidarme.
"Las cartas que nunca mandé" es un proyecto de aquella parte de mi que quiso ser escritora, tal vez un día lo acabe.
Perdió la memoria en aquel accidente, y nadie supo decirle quien era, cómo vivía. Así que solo existió.
Y ella, que siempre tenía planes y soluciones para todo se quedó en blanco, sin saber que hacer. Vivió en blanco.

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