miércoles, 11 de septiembre de 2013

El descenso al infierno es fácil

"Y volviera mi afán a mi amada, en sus muslos mordiendo la carne blanquísima y saciando mi sed en su sangre por mí derramada, para aullar luego solo en la noche tristísima"

Me dispuse a escribir verdades, con un boli en la mano miré al techo. Recordé los gritos, los cadáveres, el olor de la sangre... 

Vivo detrás de un cristal de seguridad, escondida del mundo y maquinando formas de esconderme más y más lejos, para que nadie, nadie pueda volver a encontrarme.
Miro por la ventana y veo un campo blanco, ha nevado. 
¿Qué crees que pasará? Pasarán los años, olvidaré, olvidarán, ya nada tendrá sentido. Con los años las cosas pierden valor, importancia, la gente tiene otros problemas, otras vidas. Solo tenemos que irnos lejos y esperar.
Queríamos volar alto, y tenemos que volar solos. Conmigo todo cobrará sentido, será más real. Ahora es como la portada de una revista, es falso. O eso quiero creer. Vivo con un fantasma que aparece de vez en cuando, me ama, pero necesita vivir todavía, igual que yo, aun no estamos preparados para conocernos. Así que esperamos, vivimos, un día seremos reales. Un día todo tendrá sentido. 
Sentada en el borde del agua, con reflejos azules en la cara, miraba el universo y pensaba... Ya no recuerdo en qué pensaba. Solo recuerdo los sentimientos, los revivo, por eso es peligroso pensar. 
 
...Los gritos, alguien corre, una persecución, no soy capaz, nunca podría, oh dios mio que he hecho... Y vivir.

"Un lobo estepario perdido entre nosotros, dentro de las ciudades, en medio de los rebaños - más convincente no podría presentarlo otra metáfora, ni a su misántropo aislamiento, a su rudeza e inquietud, a su nostalgia por un hogar de que carecía"

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