jueves, 21 de noviembre de 2013

La paz que no encontré en la cama de Peter Pan

¿Por qué usar los cuentos? Fácil. Todos los conocen, es más fácil transmitir lo que se pretende. Eran tan jodidamente idealistas, perfectos, felices que nos traumatizaron a todos. El camino de Alicia fue largo. Los sueños no siempre son lo que uno cree. 

"Querido Tarrant, 
sé que prefieres Sombrerero, pero no debemos dejar al olvido nuestros verdaderos nombres. Te escribo desde Aquel Lugar.
Estoy bien.
 Han pasado muchos años y no he sabido nada de ti desde aquel solsticio. Se que no debí irme. Sé que te hice daño. Sé que no tengo derecho a escribirte. Pero te echo de menos. Dijiste que todos estamos locos y tenías razón. Guardé el colgante que me regalaste y lo enterré a la sombra del viento un día de lluvia, bajo un rayo de sol, tal y como dijiste. Tengo miedo de ir a buscarlo y ver que no está.
Sólo es imposible si lo crees.
 Sé que acabó La Fiesta Eterna y volviste a vivir de la música. Sé que la reina murió y que no fuiste tú. Sé que el Tiempo olvidó lo que le hiciste. Lo olvida todo últimamente...
 El gato se casó y perdió la sonrisa. No queda nada de él. Ahora el bosque está vacío y silencioso. Nadie se esperaba que esto acabara así. Todos esperan un final, feliz o triste, pero un final. En el país de las Maravillas siempre es noviembre ahora. Dulce noviembre. El ocre de las hojas que caen tiñe la mesita de té.
Las gotas caen de una en una y resbalan por la vajilla como si fueran mercurio.Dicen que debo olvidarte. Dicen que no volverás.
 Dicen que loco es el hombre que ha perdido todo menos la razón.
Y tal es mi locura, querida Alicia, 
que me escribo cartas a mí mismo, en tu nombre."
Las cartas que nunca mandé






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