A veces pasan cosas. Cosas extrañas. Como si alguien de pronto se aburriera y decidiese dar emoción a mi vida. Y colapsa el mundo. El guionista se volvió loco tras las primeras veinte temporadas. Encuentros inconclusos, eventos que no encajan en la realidad, actores sin talento, repeticiones absurdas de capítulos anteriores, una y otra vez.
Pero no es lo habitual.
Vi aquel muro, donde acaba mi mundo. ¿Que si sentí ganas de escapar? ¿Para qué? Para hacer lo que quiero, para ser libre, para que nadie condicione mi existencia... No existe. La libertad no existe. Yo no existo. Es tan humano querer ser libre... Encontré aquellos libros. Se que antes del accidente era diferente. Recuerdo personas. Recuerdo mi aspecto. Pero es pasado, y no volveré a ser lo que fui. Noto como se difumina día a día mi capacidad para detectar las contradicciones.
¿Es posible que me sienta feliz? Porque así me siento. ¿Por qué iba a querer escapar?
Del diario de Truman Burbank
A lo mejor necesitamos un golpe, algo que nos haga frenar un poco, porque huir y vivir en la carretera es genial si se sigue un destino, pero es tan fina la linea que separa la libertad de la locura, que se hace tremendamente fácil sobrepasarse. Yo no sé decir donde se encuentra el límite. Tal vez me queden kilómetros para llegar a él. Tal vez lo rompí hace tanto que si miro atras lo único que veo es la llanura del desierto por el que avanzo. Lo único que sé es que tarde o temprano tendré que responder por cada barrera que salte, por cada vida que me lleve por delante, y cuando llegue el momento de hacerlo venderé mi alma al diablo a cambio del olvido. ¿Que si siento ganas de escapar? ¿Para qué? Para ser libre, para hacer lo que quiero, para que ni yo misma condicione mi existencia...
La historia se repite, solo cambian los personajes, el tiempo ajusta cuentas como puede, pero olvida los sentimientos de los actores, eso es algo secundario.
La decepción es el menor de mis temores. Pensaré en eso mañana.
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