miércoles, 24 de julio de 2013

No más mariposas

No se decir si lo echo de menos o no. Era una sensación agradable. Cada día entro en conciencia un rato, para recordarme que el ahora es real, que no voy a volver a despertar como aquella caprichosa niña cuya máxima preocupación era elegir de qué color pintarse las uñas para gustarle más a aquel chico. Consentida, rodeada de atención, no tenía que pensar en nada, todo salía como quería. Pero ahora es diferente. Ahora se supone que es más real. Cuesta acostumbrarse, 7 meses al parecer no son suficientes para salir del coma emocional en el que entre aquel 6 de enero. Me queda esperar que un día estaré bien, aunque creo que siempre me sentiré como un juguete defectuoso. Me queda pensar en Sidney, las islas, en el invierno en un banco con rosas. Me queda creer en las mitades y el destino, en esperar otro invierno, huir de todos. Me decía "Todo irá bien" una y otra y otra vez, me juré no mirar atrás, lo quemé todo, traicioné tantas cosas... He vivido demasiado, ¿dónde están los últimos 5 años de mi vida? Cada día me preguntan extrañados por mi edad, cada día me invento una historia diferente. Nadie sabrá lo que pasó.
El sonido del agua al caer en la fuente del patio sevillano me distrae, de pronto me siento como en una novela de Eduardo Mendoza. Será mejor que me prepare otro café. Hoy será un gran día.

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