jueves, 11 de julio de 2013

Crecemos

Cuando era pequeña todo era más especial, el primer beso, tan solo un beso en el hombro, era lo más increíble que podía suceder, y no hacía falta nada más. Coger de la mano y caminar al lado daba la sensación de haber encontrado al amor de tu vida. Ahora el aroma a vino disimula las sensaciones, las manos son simples números, apenas recuerdas las caras, los nombres, es todo más triste, no existe más amor, no existen los momentos bonitos, la respiración entrecortada, los besos en el cuello, la ilusión de ver a alguien. Tener una cita es solo otro compromiso social, como ir a trabajar. Por las mañanas se desvanece todo y solo es otro día más. Aprendemos a estar solos y casi prefiero pasar una tarde tranquila antes que destapar otra botella de vino. Siempre olvido comprar otra copa.

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