jueves, 11 de abril de 2013

En el ojo del huracán

La vida, densa, gira a mi alrededor, los acontecimientos se relevan con rapidez, entreno reflejos, equilibrio. Empiezo (¿de nuevo?) a creer en el destino (¿ya creía en él?). Tanta casualidad es imposible. ¿Qué será lo siguiente? Yo soy el centro, mi vida salpica a los demás, los lleva por los aires, me llevo el mundo a mi paso, o eso parece. Así es como tenía que ser. Ando bastante perdida, pero en una dirección fija. Quisiera algo más de tiempo, pero seguramente el que tengo es suficiente. Viajé con cuidado al pasado estos días, tratando de evitar las esquinas y los bordes, dando rodeos para no recordar, solo lo estrictamente necesario. Estos días, perdidos en una densa niebla, humo, tensa tranquilidad. He estado pensando en la vida, en lo extraño que es vivir sola, que nadie sepa donde estoy a cada momento, que nadie se preocupe de que coma, de lo que piense, de que nadie pregunte. Es embriagador. Me hace sentirme libre. No quiero perder esta calma. Asuntos pendientes.

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