viernes, 8 de febrero de 2013

Para que nada nos separe, que no nos una nada.

Un poco de ayuda para sincerarme y allá vamos. ¿Cabe la nostalgia allá donde no caben los recuerdos? Pensamientos aislados. Buscar dobles sentidos allí donde no los hay. Leer algo e imaginar ser la causa, querer ser la causa de lo escrito, porque es agradable, porque daría algo nuevo en que pensar. Algo nuevo que sentir. El humo me distrae. Despertar lejos de aquí, pasión y locura. Besar sin pensar en nada, con la mente en blanco, abandonar los cálculos, las notas mentales, las restricciones. No sabes nada. Salir a la calle y sonreír, pero siempre buscar más. Es enfermizo. Ideas fijas. Esperar, tanto, a todo, me gustaría que todo fuera inmediato pero se que eso le quitaría la gracia. Decisiones importantes, proyectos, vidas distantes, canciones. Ser mayor. Y al otro lado, en el fin del mundo tanto. Y tan distinto, incomprensible. Puertos seguros, barcos pirata.
Los niños quieren crecer deprisa, ser mayores. Las niñas pequeñas se pintan con el maquillaje de sus madres. Se visten con la ropa de los mayores y se ríen. ¿Qué pasaría si de verdad se hicieran mayores? Si de pronto se encuentran solos, responsables, libres...
Hablar de política es aburrido. Hablar de amor está demasiado visto. De recuerdos prohibido. De futuro gastado. De dinero mal visto. ¿Qué queda? ¿Filosofía? ¿Para qué? No sabría qué añadir al gran escrito de anoche.
Poco a poco los días se vuelven retos, las noches cortas, sólo las uso para intentar recuperar la consciencia para el día siguiente. Hoy es distinto. Es una excepción. Un poco de paz en medio del caos. Una paz forzada pero necesaria. Querría más. Tengo que ser más valiente.

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